Claire Waight Keller ha demostrado que la sensibilidad algo ruda y cien por cien escocesa que tan bien trató en su etapa en Pringle of Scotland es perfectamente trasladable al chic relajado y un tanto setentero que exhibe Chloè, firma en la que se estrenaba con la colección presentada en París.
Waight se enfrentaba con ella a la difícil empresa de superar el fantasma de Phoebe Philo, ahora alma de Cèline, algo que no consiguieron sus predecesores en el cargo: Paulo Melim Andersson y, más recientemente, Hannah MacGibbon. Aunque el cambio en la dirección creativa ha sido más sosegado de lo esperado. Waight ha decidido por tomarse su tiempo para digerir su nuevo puesto.
La nueva diseñadora ha optado por aligerar la carga retro que habitualmente luce la firma para centrarse en el uso de tejidos delicados, que van desde el popelín perforado a la seda en varios colores. Los plisados han centrado el eje fundamental de la propuesta, abriéndose y cerrándose en un curioso juego de proporciones y colores que, aunque puede que no introduzca nada nuevo, Waight resuelve de manera inteligente.
Quizá habrá que esperar a ver cómo madura la diseñadora su cargo de cara a la próxima colección y si decide no esconderse detrás de impecables patrones cuya profundidad de contenido no queda del todo clara.
Fuente: Cecilia Casero para
Vogue
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